¿Por qué son necesarios los valores?
Porque los
valores son los que dan sentido a nuestra vida. Los valores humanos son los que
demuestran la clase de
persona que somos. Son los que
muestran nuestro comportamiento ante la vida y las diferentes situaciones a las
que nos enfrentamos.
La sociedad en la que vivimos adolece cada día más de valores, primando más el egoísmo, el interés personal y la indiferencia. El ¡qué mas da!, ¡da lo mismo!, ¡todo da igual! y el a ¡mí que me importa!, está en la boca de la gran mayoría de las personas, encogiéndose de hombros ante cualquier situación que exija un comportamiento que requiera ética, honestidad y mantener los principios básicos de moralidad.
La sociedad en la que vivimos adolece cada día más de valores, primando más el egoísmo, el interés personal y la indiferencia. El ¡qué mas da!, ¡da lo mismo!, ¡todo da igual! y el a ¡mí que me importa!, está en la boca de la gran mayoría de las personas, encogiéndose de hombros ante cualquier situación que exija un comportamiento que requiera ética, honestidad y mantener los principios básicos de moralidad.
Tener educación,
respeto, ser sincero, actuar con honestidad, ser responsable, ser fiel,
solidario, etc. no da lo mismo que no serlo. ¿Cómo va a dar lo mismo ser
respetuoso con la gente que nos rodea, que no serlo? ¿Cómo va a ser lo mismo ser honesto, cobrar el dinero justo,
devolver lo que no es nuestro, no engañar en las cuentas, que no serlo?
El mantener los valores que autentifican y dignifican al hombre, es una fuente de satisfacción y plenitud que marca y deja huella allá por donde vamos, ganándonos a su vez el respeto de todo aquel que se cruza en nuestro camino.
El egoísmo y la indiferencia ante las personas y las cosas que tenemos a nuestro alrededor, puede que satisfaga puntualmente nuestras iras, rencores u odios ante la sociedad, las injusticias o la podredumbre que se han cruzado en nuestro camino, pero esa misma reacción desechando y renunciando a los valores fundamentales del ser humano, rebotará en nosotros recibiendo eso mismo por lo que actuamos con rebeldía.
Como dice en uno de los enlaces que adjunto, "los valores se convierten en guías y pautas que marcan las directrices de una conducta coherente. Se convierten en ideales, indicadores del camino a seguir. De este modo, nos permiten encontrar sentido a lo que hacemos, tomar las decisiones pertinentes, responsabilizarnos de nuestros actos y aceptar sus consecuencias. Nos permiten definir con claridad los objetivos de la vida. Nos ayudan a aceptarnos tal y como somos y estimarnos. Nos hacen comprender y estimar a los demás. Facilitan la relación madura y equilibrada con el entorno, con las personas, acontecimientos y cosas, proporcionándonos un poderoso sentimiento de armonía personal".
El mantener los valores que autentifican y dignifican al hombre, es una fuente de satisfacción y plenitud que marca y deja huella allá por donde vamos, ganándonos a su vez el respeto de todo aquel que se cruza en nuestro camino.
El egoísmo y la indiferencia ante las personas y las cosas que tenemos a nuestro alrededor, puede que satisfaga puntualmente nuestras iras, rencores u odios ante la sociedad, las injusticias o la podredumbre que se han cruzado en nuestro camino, pero esa misma reacción desechando y renunciando a los valores fundamentales del ser humano, rebotará en nosotros recibiendo eso mismo por lo que actuamos con rebeldía.
Como dice en uno de los enlaces que adjunto, "los valores se convierten en guías y pautas que marcan las directrices de una conducta coherente. Se convierten en ideales, indicadores del camino a seguir. De este modo, nos permiten encontrar sentido a lo que hacemos, tomar las decisiones pertinentes, responsabilizarnos de nuestros actos y aceptar sus consecuencias. Nos permiten definir con claridad los objetivos de la vida. Nos ayudan a aceptarnos tal y como somos y estimarnos. Nos hacen comprender y estimar a los demás. Facilitan la relación madura y equilibrada con el entorno, con las personas, acontecimientos y cosas, proporcionándonos un poderoso sentimiento de armonía personal".
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